Eduardo Nájera, se une a la causa indígena
El nombre de Eduardo Nájera está escrito en la historia del deporte mexicano con letras de oro. Fue pionero en la NBA, referente de la selección mexicana de básquetbol y símbolo de esfuerzo, disciplina y orgullo nacional. Hoy, su historia adquiere un nuevo capítulo: uno que no se juega en las duelas, sino en el corazón de los “pueblos originarios de México”.
A partir de esta fecha, Eduardo Nájera se solidariza con la Fundación Usos, Costumbres y Tradiciones de los Pueblos del Mundo, así como con la Gobernanza Indígena y Afroamericana de México, en un gesto que trasciende el deporte y se convierte en un acto de amor y compromiso social.
Este anuncio se dio en el marco de la rueda de prensa de la Fundación, donde se presentó la “1a. Olimpiada Nacional e Internacional Indígena 2025”, un evento histórico que reunirá a deportistas indígenas de todo el país y del mundo. Allí, Eduardo Nájera fue recibido como invitado de honor, acompañado por otras leyendas del baloncesto nacional como Horacio Llamas, Víctor Ávila y el “Diablos” Castellanos.

La invitación de Javier Rodea: una alianza entre titanes del deporte mexicano
El presidente de la Fundación, Javier Rodea, ex basquetbolista y hoy incansable luchador social, fue quien extendió la invitación a Nájera. Ambos representan más que trayectorias deportivas: son titanes del deporte mexicano que unen fuerzas en favor de la lucha indígena.
Javier Rodea, con la fuerza de su convicción, ha sido un puente entre las canchas y las comunidades; un hombre que entiende que el deporte no solo forma atletas, sino también seres humanos con raíces, identidad y sueños. Con la llegada de Eduardo Nájera, esta misión adquiere una resonancia aún mayor, enviando un mensaje poderoso: el talento indígena merece ser reconocido, impulsado y celebrado.
El deporte como herramienta de transformación social
Para miles de jóvenes indígenas que practican deporte, la figura de Eduardo Nájera se convierte en un faro de esperanza. Su historia demuestra que, con disciplina y apoyo, es posible trascender fronteras y romper barreras. Ahora, su compromiso con la causa indígena refuerza una verdad que no debe olvidarse: el deporte es un derecho, un espacio de igualdad y una herramienta para transformar vidas.
La Olimpiada Nacional e Internacional Indígena CDMX 2025 no serán solamente competencias deportivas, sino escenarios donde la cultura, la identidad y la resistencia de los pueblos originarios brillarán con la misma fuerza que los atletas en la cancha.

Un llamado a instituciones, y organismos de la sociedad civil
Este gesto de Eduardo Nájera debe ser un llamado urgente a las instituciones públicas, a organismos de la sociedad civil y en general a toda la sociedad mexicana. Las comunidades indígenas enfrentan desigualdades profundas, falta de recursos y limitadas oportunidades para sus jóvenes. Pero con voluntad, solidaridad y trabajo conjunto, es posible revertir esta realidad.
El respaldo de un ícono deportivo de la talla de Nájera no solo da visibilidad, también exige acciones concretas:
- Programas de apoyo al deporte indígena.
- Infraestructura digna en comunidades marginadas.
- Becas y oportunidades para jóvenes talentos.
- Respeto y promoción de la identidad cultural en cada disciplina.

Más que deporte: un compromiso con la vida y la dignidad
El mensaje que hoy se envía desde esta alianza entre Eduardo Nájera y la Fundación Usos Costumbres y Tradiciones de los Pueblos del Mundo | Gobernanza Indígena y Afroamericana de México, es claro: el deporte indígena no es una anécdota, es un movimiento vivo que busca justicia, igualdad y reconocimiento. Cada balón, cada carrera, cada esfuerzo en las canchas indígenas de México representa una resistencia silenciosa contra la exclusión.
El gesto de Eduardo Nájera es un recordatorio para todos: cuando una figura del deporte se solidariza con los que menos tienen, no solo inspira, también abre caminos para que la esperanza se convierta en realidad.
Una semilla de esperanza para las futuras generaciones
Para los niños y jóvenes indígenas que sueñan con ser atletas, esta noticia no es un simple titular: es una promesa. Es la certeza de que sus raíces no son un obstáculo, sino una fortaleza; de que sus comunidades no están olvidadas, sino que cuentan con aliados poderosos dispuestos a tender la mano.
El camino apenas comienza, pero la semilla está sembrada. Eduardo Nájera, junto con Javier Rodea y todos los que creen en esta causa, nos invitan a unirnos, a mirar hacia nuestros pueblos y a construir un México donde el deporte indígena tenga el lugar que merece.